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Mostrando entradas de agosto, 2021

A Arkantis

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Arkantis era la hija de un Griego. Era ten hermosa que la comparaban con una diosa diciendo que era mas hermosa que la mas bella de las porteñas, criada y consentida desde que había abierto los ojos y lanzado su primer llanto. Su cabello largo, de un hermoso dorado, caía sobre sus blancos y voluptuosos senos, llagaba hasta sus redondas y contorneadas caderas. Sus piernas largas y pequeña cintura, no había hombre que no la deseara, pero nadie se atrevía a seducirla por miedo al más poderoso de los empresarios del puerto. Cuando decidí conocerla, subí al más alto de los cerros,  y ahí me encontré con una criatura hermosa sería la causante de la siguiente historia. Arkantis, ante las advertencias de nunca subir a los cerros sola, fue para encontrarme. Le habían contado que había un escritor medio loco y extraño en su forma de vida, creaba sus historias de experiencias reales, luego de seducir a cualquier mujer que se atreviera a jugar en sus terrenos amorosos, y sólo encontró a un distraí

Quizás Una Vez ( Cuento a sofía)

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  "Las cartas a Sofía." -  julio 25, 2010 " Estaba confundido con las lecturas de una cortesana, eran cartas amarradas con lienzos de seda... de ahí debía de surgir alguna historia, de ahí debía definir que había leído, y sacar conclusión para escribir un nuevo libro. Las cartas estaban ajadas, olían a humedad... asomagados papeles que relataban la más extraña de las biografías afiebradas de una mujer. Nunca dejaba de mandar aquellas letras a Sofía.. quién era sofía?.. quién era la otra... enloquecía tras cada párrafo tratando de entender... mi obsesión se volvía cada vez más ulcerante en mi estomago..sentía arder mi vientre por dentro sin lograr darle calma a mis pensamientos.. en cualquier momento llegarías hasta mi puerta para darme de comer aquella dichosa pastilla blanca, y luego lo de siempre, las manos regordetas de las enfermeras agitando mi sexo hasta hacerme explotar, sus labios sedientos que me harían escupir mis entrañas por la boca...luego el silencio, y mi

A la mujer de negro.

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Black Magic Woman... Desde mi ventana justo al frente, mirando tu balcón, te veo acurrucada, siempre de negro, pensando en que sabe quién. La noche parece movida en el bar, parece que Santana se presentará en vivo, se pierde entre las risas y el sonido de la copas, tronándose unas otras, uno que otro ebrio haciendo escándalo al salir... Pero en la calma de nuestras ventanas, y con las miradas perdidas, todo se diluye haciendo distancias y vistiendo de acordes nuestra soledad. Un paisaje que quizás, te parezca conocido. Hay un bar que funciona de noche, un balcón, destilados y música de jazz... Una que otra mujer que se esconde bajo una farola, cerca de un callejón, dice que vende amores. Si no la ves, escucharas sus tacos golpeando el adoquinado, siempre inquieta a que pase algún paisano, para proponerle una noche de pasión. Te invito un trago... si me quieres conocer, estoy al otro lado de tu ventana. Gustab, desde la otra ventana, mirando tu balcón.

A Pilar

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  La maestra de Francés. Cuando se acercó a mi, sentí que mis piernas temblaban. Sus manos acariciaron mi cara con suavidad, sentía como limpiaba mis deseos al roce de sus dedos, largos y suaves. Me tomó de la mano llevándome a su habitación. Al desnudarme lo hizo con ternura y cariño, dejando deslizar la ropa sobre mi cuerpo. Sus manos tibias recorrían mi cuerpo, sus dedos iban dejando la huella sobre mi piel, mis vellos se erizaban al roce. Mi sexo se erguía como un bastión, sus labios recorrían mis pechos con dulces besos mientras sus manos iban descubriendo mi cuerpo. Al quedar desnudo, sus labios fueron surcando el camino al deseo, cada pliegue de piel se abría al depurado rozar de la suya contra la mía. Hilos de saliva iban marcando cuidadosamente su recorrido, como telarañas transparentes, se tejían, queriendo atrapar mi sexo en una cárcel de seda.  Palpitante mi verga se contraía a sus caricias, sin ella haberla tocado, como una rama azotada suavemente por un riachuelo. buscand

Y esta Desnuda ... ( A Rebecca)

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- abril 17, 2009 "...Desnuda se mueve entre las sabanas sedosas, y son mis caricias las que inquietan sus noches, mis dedos los que la despiertan, y son mis besos los que la embriagan....Y esta sola  entre sábanas de seda, suave y sensual... tiembla acariciada por el viento...y esta desnuda.... Yo, sin poderla alcanzar... Esta desnuda esperando mi regreso... esta desnuda. Y su cuerpo brilla por la luz que la alumbra. Y sus nalgas se dibujan bajo las sabanas que son levantadas por el viento que entra por la ventana, y logro ver sus pliegues apretados, sus carnes duras y suaves, y el abismo que estas van formando en su caída. El viento dibuja granos en la piel de su espalda y brotan enriqueciendo su belleza, la deseo...Y esta desnuda... ¿hay alguna imagen más linda y perfecta que una mujer desnuda dándole la espalda al deseo?..." "Don Juan De Marco, mirando sus nalgas a escondidas...." (Porque alguna vez leí algo de Rebecca escrito en su hoguera " Dormir Desnuda&

Roces a Ayanay (Entre humos y penumbras, Relato juevero).

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"Creí que me sentirías apenas tocara tu piel... Me acerqué sin hacer ruido y destape tu cuerpo corriendo las sábanas que te cobijaban. Al verte desnuda y observar tu sexo, note que tus labios permanecían pegados. Estaban arrugados por la calidez de la noche, no corría sangre por ellos, parecían muertos. Entonces mis dedos formaron, cual artesano, la forma de tus senos. Apenas rozando sobre tu piel, tome tus piernas para abrirlas y acaricie con mi lengua esos labios y tu piel, gemiste adormilada y repetiste -...buenos días amor ... - Y los suspiros fueron llenando el silencio de la habitación entre humos y penumbras, hasta que por fin se abrieron, cual cálida flor por el sol acariciada. La humedad brotó dentro separando la piel, y la fragancia de la noche en tu cuerpo se convirtió almizcle, suspirabas, mientras mi labios satisfacían todos tus deseos, mientras mis manos acariciaban  tus senos despertando los pezones, disparándolos como casquillos, y de flor marchita, te convertiste

A Erotika.

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La invite a un café, ella sabía que mi nombre era Juan De Marco, y yo sabía que se llamaba Erótika, sólo un café. Armo su bolso, tomó un bus y viajo sin pensar. Yo la esperaría en la estación. Le temblaban las piernas de pensar en tan absurda y precipitada decisión. Aunque su cuerpo temblaba de sólo imaginar, no dejaba de sentir cierta humedad. ¿qué podía pasar, si sólo era tomar un café?. A medida que avanzaban las horas y el bus, los kilómetros se hacían más cortos. Era sólo un café, se repetía una y otra vez. Yo estaba ansioso de verla, la había leído tantas veces, y su pelo era tan rojo, que mi cabeza no dejaba de delirar en como sería en realidad. Decidido a todo, en lo menos que pensaba era en un café, y tramé cada minuto que pasaría con ella. Preparé un bolso y me encamine a las estación, donde nos habíamos quedado de juntar, la playa sería el mejor lugar. Imaginaba sus cabellos rojos y sentía como el bulto se agrandaba bajo de mi pantalón. Compré una rosa roja y la recibiría c

La de las trenzas sueltas.

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La de las trenzas sueltas se sentó a mi lado mientras comía, poniendo su mano en mi rodilla, me miro intensamente con aquellos demoledores ojos castaños, me recline, la bese, ella paso su mano por mi nuca y hundió su lengua dentro de mi boca laceando la mía. En su casa, solos sobre el sofá, semi desnudo. Dejándome llevar, deslice una mano bajo su camiseta y acaricie suavemente uno de sus senos. Sentí como su casquillo crecía endureciéndose entre mis dedos, emergía como el botón de una rosa, suave y delicado, soltando pequeñas gotas transparentes, mi boca se iba perdiendo en su cuello, gemía de placer mientras le recorría humedeciendo su piel. Ella bajaba su mano hasta alcanzar mi sexo con ansioso temblor dejando que sus dedos lo dibujaran sobre las telas del pantalón. Ardía en deseos de hacer el amor con ella, pero preferí que ella llevara la voz cantante, que fuera ella la que diera el primer paso y así fue. Desprendió los botones de su blusa, dejando libre los delicados senos que ya