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Enero Rojo. (Jueves de Tracy)

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Enero convertido en humedales, 36 grados; Ellas desnudas, yo su esclavo. Mil pastillas en mi boca provocando el fruto erguido. Una noche mas de sanatorio, escribiendo poemas con tinta blanca sobre su piel y mis dedos empapados por el flujo de sus existencias... jadeantes de atenciones, entregadas al sutil beso de mis labios, al juego de la pasión y el deseo. Las musas vuelven a mi vida, despertando la perversidad que tanto emana de ellas, cumpliendo el pacto con mis demonios... Ellas son mi enero, yo el demonio que las habita. Delicado juego amoroso, delicado beso, fruta suave de jugoso brío incinerado en mi boca ardiente. Maduras soltando sus jugos en mi garganta delirante. Guardo en la memoria de mis dedos, la tersura de sus vientres, la profundidad onda de sus ombligos, las sombras de su vello; Montes de corales derramándome el brillo de dorada flor, indolentes detrás de sus torbellinos, sus orgasmos infinitos, del néctar y el temblor de sus pezones. Yo, consumido por su ardorosa pa

Fedeltà e amore... il desiderio nascosto.

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  El amor es una sombra sin deseo, el esperma cálido que recorre su interior, el amor es una ilusión que no acabo de entender. Un rayo de luz misterioso, un brillo de luna que engaña a las avecillas haciéndole creer que ha amanecido. El amor es como las alas de mariposa, tan frágil que se puede lastimar si cerca de la flor hay espinas. El amor es un vuelo rasante que parece tocar con delicado ademan los pétalos hechos de polvo y polen, y ese aleteo va desordenando el exquisito orden universal que guarda en sus capullos.  Somos una invención creativa de nuestra necesidad de ser queridos. Lo único verdadero es el deseo que lo esconde, ese diminuto instante en que necesitamos el orgasmo del otro, para validarse en su cabeza. El amor es un beso que recorre cada espacio de su cuerpo, sin pudor, en cadencia perpetua, entre jadeos y gemidos, mientras ellas sueltan el néctar que vamos bebiendo en el recorrido... El amor es  ansia y sed, es ilusión y anhelo, es antojo y capricho, es voluntad y

Alma Llama... (decir te amo)

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" No escribo lo que las mujeres quieren escuchar, escribo lo que las mujeres desean..." Alma llama, delicado juego amoroso, delicado beso, fruta suave de jugoso brio, incinerada en mi boca ardiente, madura;  Suelta tus jugos en mi garganta delirante y hambrienta.  Guardo en la memoria de mis dedos, la tersura de tu vientre, la profundidad onda de tu ombligo, la sombra de tu vello, monte de corales derramandome el brillo y néctar de dorada flor relajada, indolente detrás de tus torbellinos, orgasmo infinito de jugos derramado. Yo, consumido por tu ardorosa pasión, por la sinuosidad de tus senos voluptuosos; Desboco en la luna nueva de tus nalgas llenas, tu cuerpo reducido a polvo impalpable de miel tibia, a espasmos de estrellas por boca provocado, por pulverizado temblor, por deleite sometida. Corre miel blanca por tu pimienta negra, semilla y vaina. melosa planta de leche, corteza mojada, agua de luz, hilo rojo, unión perfecta. Alma llama que guarda la savia, mi energía de v

Karla

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"...y frente a ella, tan llena de contradicciones y recetas para huir de mi, me acerqué mirándola a los ojos, puse mi dedo para hacerla callar entre sus labios y bajé lentamente el dedo por el cuello, buscando la profundidad de su escote. Ella trataba de seguirlo con su vista, pero al entrar, elevo su mirada a las alturas dejándose llevar por el momento... Sus defensas estaban quebradas. Subí por los tirantes de su vestido, y con un ligero movimiento, deslice la tela por sus hombros, hasta ver caer el vestido frente a mis ojos. Sus senos estaban indefensos, y una lágrima de sudor, corría desbocada hasta caer por su escote, hasta perderse libremente entre sus senos. Mi mano no tardo en bajar deslizándose por su piel hasta medir la copa de sus pechos, mientras ella cerraba los ojos para dejar desnudo e indefenso su cuello para que bajara con mis besos. La atraje hacia mi, y tomándola de las caderas, ayudándome con mis dedos que engarzaban su sexo , juntamos el salvaje juego de dos g

Ledeska y sus placeres...

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Sentí como tus piernas temblaban cuando mi manos las separaban, sentí palpitar tu sexo cuando mis labios se acercaban apenas rozando la delicadeza de la nuez que dejaba escapar su jugoso fruto endurecido. Y luego, ese pedazo de seda que brotaba ente tus labios vaginales, mojado, hinchado en sangre y temblando a cada roce de mi lengua, hambrienta de probar tu sabor, y de una nariz que quería guardar para siempre esa fragancia que expelía al mojarse. Luego tu vientre levantado en oleadas de deseo y un corazón que no dejaba de palpitar al ritmo de mis roces, y un pequeño gemido que demostraba que agonizabas entre mis labios... Hasta que soltaste en caudales todo ese jugo que empapó mi rostro regalándome todo lo que guardabas dentro... Temblaste por mucho tiempo, mientras, te deshacías en mi boca. Empinado sobre tu cuerpo te penetre hasta escuchar tus gritos de placer ... Y así, cerrando tus piernas y envuelta como un caracol te quedaste dormida con todo mi fluvio tibio dentro, dejandolo e

El señor de las aguas. (destino)

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Él conoce el mar, camina sobre sus aguas acariciando las olas. Le gusta sentir la humedad entre sus dedos, la fragancia intima que los humedece.  Posee el mar ,como las olas a las rocas, entrando lentamente sobre la caliza. Se rodea de peces de colores violando su belleza, se mueve al ritmo de sus aguas, es parte de su naturaleza, de su salvaje existencia, sin horizontes que le limiten, ni atardeceres que lo apaguen.  Se ríe cuando entra en sus profundidades, posee el don de encenderlo , de poseer cada uno de sus secretos, de bañarse en ellos y salir a respirar cuando necesita el aire con que le hace temblar y gemir. Neptúno le cela, Venus se alimenta de su energía, atrapándolo entre sus labios, lo seduce y posee. Se alimenta de sus jugos hasta vomitar la esperma que la alimenta.  El secreto de venus es presentarse desnuda y frágil a sus ojos, dejarse amar, esperar sus besos cuando sube la marea. Ella sabe que su sexo le domina, que es de esencia salvaje y espera que su instinto lo esc

El zumbido ( Andrea )

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El zumbido en sus oídos le fue carcomiendo por dentro hasta explotar en su cerebro mientras su vientre se contraía con fuerza contra los alambrados, los gemidos se perdieron en el silbido del viento y perdiendo la cordura empezó a azotar su Vulva contra la alambrada mientras se desvanecía corcoveando como una yegua en celo. Por unos instantes sintió perder la razón dejando escapar bramidos silentes, mientras sus dedos se engarzaban en el frío metal que le impedía devorar la boca de su amante y empaparlo del néctar más exquisito que jamás probaría una boca. el elixir sagrado corría por sus piernas tibio y denso, oleoso y de una densidad exquisita, entonces se dejó caer extenuada sobre la foresta húmeda que le soportaba. Su Vulva regordeta y roja por la excitación, no dejaba de golpearse contra la rejilla procurando no perder la boca insaciable al otro lado del alambrado que le impedía gozar plenamente de la pasión infinita que le provocaban esos golpes de lengua sobre su carne, la que

A Arkantis

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Arkantis era la hija de un Griego. Era ten hermosa que la comparaban con una diosa diciendo que era mas hermosa que la mas bella de las porteñas, criada y consentida desde que había abierto los ojos y lanzado su primer llanto. Su cabello largo, de un hermoso dorado, caía sobre sus blancos y voluptuosos senos, llagaba hasta sus redondas y contorneadas caderas. Sus piernas largas y pequeña cintura, no había hombre que no la deseara, pero nadie se atrevía a seducirla por miedo al más poderoso de los empresarios del puerto. Cuando decidí conocerla, subí al más alto de los cerros,  y ahí me encontré con una criatura hermosa sería la causante de la siguiente historia. Arkantis, ante las advertencias de nunca subir a los cerros sola, fue para encontrarme. Le habían contado que había un escritor medio loco y extraño en su forma de vida, creaba sus historias de experiencias reales, luego de seducir a cualquier mujer que se atreviera a jugar en sus terrenos amorosos, y sólo encontró a un distraí

Quizás Una Vez ( Cuento a sofía)

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  "Las cartas a Sofía." -  julio 25, 2010 " Estaba confundido con las lecturas de una cortesana, eran cartas amarradas con lienzos de seda... de ahí debía de surgir alguna historia, de ahí debía definir que había leído, y sacar conclusión para escribir un nuevo libro. Las cartas estaban ajadas, olían a humedad... asomagados papeles que relataban la más extraña de las biografías afiebradas de una mujer. Nunca dejaba de mandar aquellas letras a Sofía.. quién era sofía?.. quién era la otra... enloquecía tras cada párrafo tratando de entender... mi obsesión se volvía cada vez más ulcerante en mi estomago..sentía arder mi vientre por dentro sin lograr darle calma a mis pensamientos.. en cualquier momento llegarías hasta mi puerta para darme de comer aquella dichosa pastilla blanca, y luego lo de siempre, las manos regordetas de las enfermeras agitando mi sexo hasta hacerme explotar, sus labios sedientos que me harían escupir mis entrañas por la boca...luego el silencio, y mi

A la mujer de negro.

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Black Magic Woman... Desde mi ventana justo al frente, mirando tu balcón, te veo acurrucada, siempre de negro, pensando en que sabe quién. La noche parece movida en el bar, parece que Santana se presentará en vivo, se pierde entre las risas y el sonido de la copas, tronándose unas otras, uno que otro ebrio haciendo escándalo al salir... Pero en la calma de nuestras ventanas, y con las miradas perdidas, todo se diluye haciendo distancias y vistiendo de acordes nuestra soledad. Un paisaje que quizás, te parezca conocido. Hay un bar que funciona de noche, un balcón, destilados y música de jazz... Una que otra mujer que se esconde bajo una farola, cerca de un callejón, dice que vende amores. Si no la ves, escucharas sus tacos golpeando el adoquinado, siempre inquieta a que pase algún paisano, para proponerle una noche de pasión. Te invito un trago... si me quieres conocer, estoy al otro lado de tu ventana. Gustab, desde la otra ventana, mirando tu balcón.