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Mostrando entradas de enero, 2022

El señor de las aguas. (destino)

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Él conoce el mar, camina sobre sus aguas acariciando las olas. Le gusta sentir la humedad entre sus dedos, la fragancia intima que los humedece.  Posee el mar ,como las olas a las rocas, entrando lentamente sobre la caliza. Se rodea de peces de colores violando su belleza, se mueve al ritmo de sus aguas, es parte de su naturaleza, de su salvaje existencia, sin horizontes que le limiten, ni atardeceres que lo apaguen.  Se ríe cuando entra en sus profundidades, posee el don de encenderlo , de poseer cada uno de sus secretos, de bañarse en ellos y salir a respirar cuando necesita el aire con que le hace temblar y gemir. Neptúno le cela, Venus se alimenta de su energía, atrapándolo entre sus labios, lo seduce y posee. Se alimenta de sus jugos hasta vomitar la esperma que la alimenta.  El secreto de venus es presentarse desnuda y frágil a sus ojos, dejarse amar, esperar sus besos cuando sube la marea. Ella sabe que su sexo le domina, que es de esencia salvaje y espera que su instinto lo esc

El zumbido ( Andrea )

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El zumbido en sus oídos le fue carcomiendo por dentro hasta explotar en su cerebro mientras su vientre se contraía con fuerza contra los alambrados, los gemidos se perdieron en el silbido del viento y perdiendo la cordura empezó a azotar su Vulva contra la alambrada mientras se desvanecía corcoveando como una yegua en celo. Por unos instantes sintió perder la razón dejando escapar bramidos silentes, mientras sus dedos se engarzaban en el frío metal que le impedía devorar la boca de su amante y empaparlo del néctar más exquisito que jamás probaría una boca. el elixir sagrado corría por sus piernas tibio y denso, oleoso y de una densidad exquisita, entonces se dejó caer extenuada sobre la foresta húmeda que le soportaba. Su Vulva regordeta y roja por la excitación, no dejaba de golpearse contra la rejilla procurando no perder la boca insaciable al otro lado del alambrado que le impedía gozar plenamente de la pasión infinita que le provocaban esos golpes de lengua sobre su carne, la que