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El señor de las aguas. (destino)

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Él conoce el mar, camina sobre sus aguas acariciando las olas. Le gusta sentir la humedad entre sus dedos, la fragancia intima que los humedece.  Posee el mar ,como las olas a las rocas, entrando lentamente sobre la caliza. Se rodea de peces de colores violando su belleza, se mueve al ritmo de sus aguas, es parte de su naturaleza, de su salvaje existencia, sin horizontes que le limiten, ni atardeceres que lo apaguen.  Se ríe cuando entra en sus profundidades, posee el don de encenderlo , de poseer cada uno de sus secretos, de bañarse en ellos y salir a respirar cuando necesita el aire con que le hace temblar y gemir. Neptúno le cela, Venus se alimenta de su energía, atrapándolo entre sus labios, lo seduce y posee. Se alimenta de sus jugos hasta vomitar la esperma que la alimenta.  El secreto de venus es presentarse desnuda y frágil a sus ojos, dejarse amar, esperar sus besos cuando sube la marea. Ella sabe que su sexo le domina, que es de esencia salvaje y espera que su i...

El zumbido ( Andrea )

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El zumbido en sus oídos le fue carcomiendo por dentro hasta explotar en su cerebro mientras su vientre se contraía con fuerza contra los alambrados, los gemidos se perdieron en el silbido del viento y perdiendo la cordura empezó a azotar su Vulva contra la alambrada mientras se desvanecía corcoveando como una yegua en celo. Por unos instantes sintió perder la razón dejando escapar bramidos silentes, mientras sus dedos se engarzaban en el frío metal que le impedía devorar la boca de su amante y empaparlo del néctar más exquisito que jamás probaría una boca. el elixir sagrado corría por sus piernas tibio y denso, oleoso y de una densidad exquisita, entonces se dejó caer extenuada sobre la foresta húmeda que le soportaba. Su Vulva regordeta y roja por la excitación, no dejaba de golpearse contra la rejilla procurando no perder la boca insaciable al otro lado del alambrado que le impedía gozar plenamente de la pasión infinita que le provocaban esos golpes de lengua sobre su carne, la que ...

A Arkantis

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Arkantis era la hija de un Griego. Era ten hermosa que la comparaban con una diosa diciendo que era mas hermosa que la mas bella de las porteñas, criada y consentida desde que había abierto los ojos y lanzado su primer llanto. Su cabello largo, de un hermoso dorado, caía sobre sus blancos y voluptuosos senos, llagaba hasta sus redondas y contorneadas caderas. Sus piernas largas y pequeña cintura, no había hombre que no la deseara, pero nadie se atrevía a seducirla por miedo al más poderoso de los empresarios del puerto. Cuando decidí conocerla, subí al más alto de los cerros,  y ahí me encontré con una criatura hermosa sería la causante de la siguiente historia. Arkantis, ante las advertencias de nunca subir a los cerros sola, fue para encontrarme. Le habían contado que había un escritor medio loco y extraño en su forma de vida, creaba sus historias de experiencias reales, luego de seducir a cualquier mujer que se atreviera a jugar en sus terrenos amorosos, y sólo encontró a un dis...

Quizás Una Vez ( Cuento a sofía)

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  "Las cartas a Sofía." -  julio 25, 2010 " Estaba confundido con las lecturas de una cortesana, eran cartas amarradas con lienzos de seda... de ahí debía de surgir alguna historia, de ahí debía definir que había leído, y sacar conclusión para escribir un nuevo libro. Las cartas estaban ajadas, olían a humedad... asomagados papeles que relataban la más extraña de las biografías afiebradas de una mujer. Nunca dejaba de mandar aquellas letras a Sofía.. quién era sofía?.. quién era la otra... enloquecía tras cada párrafo tratando de entender... mi obsesión se volvía cada vez más ulcerante en mi estomago..sentía arder mi vientre por dentro sin lograr darle calma a mis pensamientos.. en cualquier momento llegarías hasta mi puerta para darme de comer aquella dichosa pastilla blanca, y luego lo de siempre, las manos regordetas de las enfermeras agitando mi sexo hasta hacerme explotar, sus labios sedientos que me harían escupir mis entrañas por la boca...luego el silencio, y mi ...

A la mujer de negro.

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Black Magic Woman... Desde mi ventana justo al frente, mirando tu balcón, te veo acurrucada, siempre de negro, pensando en que sabe quién. La noche parece movida en el bar, parece que Santana se presentará en vivo, se pierde entre las risas y el sonido de la copas, tronándose unas otras, uno que otro ebrio haciendo escándalo al salir... Pero en la calma de nuestras ventanas, y con las miradas perdidas, todo se diluye haciendo distancias y vistiendo de acordes nuestra soledad. Un paisaje que quizás, te parezca conocido. Hay un bar que funciona de noche, un balcón, destilados y música de jazz... Una que otra mujer que se esconde bajo una farola, cerca de un callejón, dice que vende amores. Si no la ves, escucharas sus tacos golpeando el adoquinado, siempre inquieta a que pase algún paisano, para proponerle una noche de pasión. Te invito un trago... si me quieres conocer, estoy al otro lado de tu ventana. Gustab, desde la otra ventana, mirando tu balcón.

A Pilar

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  La maestra de Francés. Cuando se acercó a mi, sentí que mis piernas temblaban. Sus manos acariciaron mi cara con suavidad, sentía como limpiaba mis deseos al roce de sus dedos, largos y suaves. Me tomó de la mano llevándome a su habitación. Al desnudarme lo hizo con ternura y cariño, dejando deslizar la ropa sobre mi cuerpo. Sus manos tibias recorrían mi cuerpo, sus dedos iban dejando la huella sobre mi piel, mis vellos se erizaban al roce. Mi sexo se erguía como un bastión, sus labios recorrían mis pechos con dulces besos mientras sus manos iban descubriendo mi cuerpo. Al quedar desnudo, sus labios fueron surcando el camino al deseo, cada pliegue de piel se abría al depurado rozar de la suya contra la mía. Hilos de saliva iban marcando cuidadosamente su recorrido, como telarañas transparentes, se tejían, queriendo atrapar mi sexo en una cárcel de seda.  Palpitante mi verga se contraía a sus caricias, sin ella haberla tocado, como una rama azotada su...

Y esta Desnuda ... ( A Rebecca)

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- abril 17, 2009 "...Desnuda se mueve entre las sabanas sedosas, y son mis caricias las que inquietan sus noches, mis dedos los que la despiertan, y son mis besos los que la embriagan....Y esta sola  entre sábanas de seda, suave y sensual... tiembla acariciada por el viento...y esta desnuda.... Yo, sin poderla alcanzar... Esta desnuda esperando mi regreso... esta desnuda. Y su cuerpo brilla por la luz que la alumbra. Y sus nalgas se dibujan bajo las sabanas que son levantadas por el viento que entra por la ventana, y logro ver sus pliegues apretados, sus carnes duras y suaves, y el abismo que estas van formando en su caída. El viento dibuja granos en la piel de su espalda y brotan enriqueciendo su belleza, la deseo...Y esta desnuda... ¿hay alguna imagen más linda y perfecta que una mujer desnuda dándole la espalda al deseo?..." "Don Juan De Marco, mirando sus nalgas a escondidas...." (Porque alguna vez leí algo de Rebecca escrito en su hoguera " Dormir Desnuda...